viernes, 30 de marzo de 2007

¿CATÁSTROFES NATURALES O DESASTRES ANUNCIADOS?




Conferencia por Pedro Alfaro García. Doctor de Ciencias, Tierra y Medio Ambiente

A la pregunta que da título a este documento responde el autor de la conferencia con cuatro ejemplos muy ilustrativos. Sin embargo, antes de analizar cada uno de ellos, un dato puede hacernos reflexionar sobre la conclusión que arrojan dichos ejemplos: un terremoto producido en Japón se salda con una víctima mortal, mientras que uno de la misma intensidad en Cachemira y en el mismo año termina con 75.000 vidas humanas.

1. Huracán Katrina

Este gran ciclón tropical que azotó el sur de EEUU en agosto de 2005 causó la muerte a 1.422 personas, convirtiéndose en el huracán más mortífero de Estados Unidos desde el huracán Okeechobee de 1928. Existe evidencia de que en el año 2.001 el gobierno americano tenía información suficiente acerca de la probabilidad de que ocurriese una catástrofe de esta magnitud, así como de las consecuencias de la misma.

2. Tsunami Índico

Este fenómeno se caracteriza en concreto por el gran impacto que tuvo en los medios de comunicación, y por ende en los individuos. Tanta, que parecía que fuese el primero, sin embargo, no fue así. En la misma zona se habían registrado numerosos fenómenos similares, aunque no de igual magnitud, se trata de fenómenos naturales bastante frecuentes.

Si en el anterior caso llama la atención la abundante información al respecto que se encontraba en manos de las autoridades, este caso es más sorprendente si cabe debido a que circulaba por Internet un artículo (científico) con título: “Sobreviviendo a un tsunami: experiencias de Chile, Hawai y Japón”. En este artículo se explica con claridad como deben actuar las personas en el caso de producirse un fenómeno de este tipo. Por otra parte, además de la información, se disponía (de igual modo que en el caso anterior) de la tecnología necesaria para diseñar sistemas de alerta adecuados que pudiesen atenuar en gran medida la magnitud de la catástrofe. Y, desde luego, conocían el fenómeno del tsunami. Ante estos hechos, la pregunta que nos asalta es evidente: ¿podrían haberse evitado muertes humanas? La respuesta es igual de evidente, rotundamente sí, a través de sistemas de alerta óptimos y de una población educada al respecto.

3. Lahar del Nevado de Ruiz

Este caso es común al anterior en que la pérdida de 25.000 vidas pudo evitarse. Un mes antes de que toneladas de lodo arrasasen poblaciones enteras, sepultándolas por completo, se emite un informe advirtiendo las consecuencias que más tarde se confirman. De nuevo la información y la educación juegan un papel fundamental, y es que cuando se procura que los habitantes desalojen las poblaciones potencialmente más peligrosas, estos se niegan por temor a saqueos; y más tarde, cuando ya se tenían síntomas seguros (columna eruptiva) de lahar, se les aconseja (equivocadamente) por radio permanecer en sus hogares.

4. Camping de Bisecas

También en nuestro país se han producido situaciones de desinformación e incompetencia similares. Un año antes de que se produjese la catástrofe en que perdieron la vida 90 personas, se aviso que el camping se situaba en un abanico fluvial, anunciando los riesgos que la implantación de un camping tendría en un lugar como este.

De estos cuatro casos se extraen las siguientes conclusiones: el ser humano dispone en la actualidad de conocimientos científicos suficientes y tecnológicos para reducir las consecuencias de los fenómenos naturales evitando que se conviertan en catástrofes. Según palabras del propio Pedro Alfaro “el concepto catástrofe natural sería incorrecto, distinguimos entre fenómeno natural y catástrofe humanitaria. Siendo el primero provocado por la naturaleza y el segundo responsabilidad del hombre”.

MENSAJE: La conferencia terminaba con una diapositiva en la que las palabras cultura, cultura científica y educación ocupaban toda la pantalla, reflejando así la importancia del conocimiento y la información.

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